La esencia viene de las estrellas. Cuando nacemos, podemos ser quíen queramos ser. La personalidad es algo que nos inventamos para sobrevvir. Es importante recordar que dentro nuestro se mantiene viva nuestra esencia. En el mundo de la polaridad: alegre-triste, activo-pasivo, torpw-hábil, introvertido-extrovertido, etc., durante la niñez vamos eligiendo algunas cualidades con las que cada una se empieza a identificar para conseguir la atención de papá, mamá y de nuestro entorno. Según donde consiga la atención, allí me quedaré. La atención implica que me reconozcan, puede ser con un grito, una caricia o una mirada. Si cada vez que rompo un vaso, mi madre me dice “Ai, Camila, cómo vas a romper un vaso, qué inquieta que sos!”, aunque me duela, de esa manera, yo soy reconocida y por lo tanto soy. Inconscientemente me quedaré encerrada en la etiqueta de “inquieta”, anulando la posibilidad de ser “quieta”, ésta queda como una facultad olvidada, fuera de mí. El trabajo terapéutico sobre t...